Aceite, azúcar, lentejas, arroz y té. Cinco productos de
alimentación básicos, ricos en proteínas y necesarios en cualquier
dieta, ya sea mediterránea o saharaui. La pasada semana, seis
camiones repletos de estos productos llegó a Rabuni, el centro
político y administrativo del pueblo saharaui. La carga era ayuda
humanitaria urgente enviada por el Fons Mallorquí de Solidaritat i
Cooperació, el Fons Pitiús, el Fons Menorquí de Cooperació y el
Fons Català de Cooperació al Desenvolupament. Una pequeña pero
importante muestra de los lazos que unen a Balears con el Sáhara y
que se transmite mediante ayuda alimentario o material como, por
ejemplo, los seis autobuses de la EMT que en 2001 envió la
Associació d'Amics del Poble Sahrauí de les Illes Balears.
Elisabeth Montserrat, del Fons Català, se encargó de ir dos veces
hasta Argel, la primera vez a negociar precios con las empresas y,
la segunda, a comprar la mercancía. «Lo hicimos de esta manera para
reducir costes y, de esta manera, poder enviar una cantidad más
elevada», aseguraba Montserrat. Así, consiguieron hacer llegar
veinte toneladas de cada uno de los productos. La elección de los
elementos se hizo siguiendo las instrucciones de los saharauis.
«Nos pidieron exactamente estos cinco productos». El hecho de
comprar los alimentos en Argel sirvió, también, para «ayudar y
favorecer al mercado local de la zona».
«Los últimos acontecimientos están llevando a los organismos
internacionales a disminuir las ayudas hacia el Sáhara», explicaba
Catalina Socies, del Fons Mallorquí. El Plan Baker para la zona y
el hecho de que parece que la resolución está cercana, ha hecho que
no se vea necesaria esta ayuda. Sin embargo, sí lo es. «Nos
pidieron ayuda urgente para paliar la situación de escasez grave
que se vivía en los campamentos de refugiados».
En el Sáhara, no existen muchos lugares en los que poder cultivar.
El calor y la escasez de agua impiden que los saharauis puedan
plantar arroz, té, azúcar, lentejas u olivos. «Para ellos, son
productos básicos». Sobre todo el té, una bebida que preparan con
auténtica maestría. De ahí la necesidad de la ayuda humanitaria en
una zona conocida como Hamada, un lugar donde se pueden alcanzar
los 50 grados en pleno agosto y temperaturas bajo cero en invierno.
Un clima nada idóneo para cultivar los alimentos esenciales de
cualquier dieta.Laura Moyà
(texto y fotos)
Té de Balears para el Sáhara
29/05/03 0:00
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