Casa de Dios y Puerta del Cielo. Parroquia de S. Vicente» es el lema que preside la puerta de acceso a la iglesia de Sant Vicent de sa Cala y seguro que más de una persona ayer se paró por un momento a pensar y dar la razón al autor de esa premisa acertada teniendo en cuenta las circunstancias festivas y de buen tiempo que rodearon en todo momento la celebración de su patrón, San Vicente. Desde poco antes del mediodía, hora en que dio comienzo la misa solemne oficiada por el obispo de la diócesis de Eivissa y Formentera, Agustín Cortés, decenas de personas de todas las edades y diversas nacionalidades se acercaron hasta el maravilloso paraje en el que se encuentra la iglesia de sa Cala para participar en el homenaje a su Patrón. Entre el desfile de lugareños y visitantes se mezclaron también distintas autoridades: desde el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí, pasando por la presidenta y vicepresidente del Consell Insular, Pilar Costa y Vicent Tur, respectivamente, así como la directora insular, Marienna Sánchez Jáuregui o el delegado de Educació, Antoni Marí.

En el oficio religioso Agustín Cortés hizo en su sermón un alegato en favor de la paz. «La paz es una actitud personal de unos grupos y otros y debería adoptarse un compromiso para tratar de dar soluciones sociales y políticas al conflicto», dijo antes de señalar que San Vicente «era un hombre de paz desde la verdad». El obispo hizo referencia a la necesidad de un cambio a la hora de solucionar los problemas: «No habrá soluciones si no se cambian las cosas», explicó antes de señalar que el respeto hacia los demás es fundamental. «La palabra del Evangelio dice que se debe querer a los demás en la diferencia, respetando su manera de pensar, por eso debemos pensar en un espacio común dónde es posible la paz. La paz internacional siempre será una cuestión moral además de económica y política», expresó Cortés, muy sensibilizado con la guerra de Irak.

La misa solemne finalizó con la procesión que discurrió alrededor de la iglesia y en la que, además de la imagen del Patrón, que habría la marcha, participaron cinco imágenes entre las que figuraba San Juan y el Sagrado Corazón.
La Colla de Labritja fue la encargada de imponer el ritmo con la interpretación de varios temas populares durante el recorrido que finalizó con la creación de un gran corro ante la iglesia para dar paso a la actuación de los componentes de la Colla de Labritja. El reparto de alrededor de 22 docenas de orelletes y 65 de bunyols entre el público puso la nota dulce de una jornada calurosa en la que tampoco faltó la degustación de vinos del Penedés y refrescos variados para brindar por el Patrón, el buen tiempo y la restauración del coro de la pequeña iglesia .
E.Estévez