Las tareas domésticas se convierten en un verdadero suplicio. Hasta
tres veces se ha de sentar a descansar Rosa porque se agota al
lavar la vajilla. Ella sigue trabajando, pese a las dificultades de
compaginar el trabajo con su enfermedad, pero Rita se ha visto
obligada a abandonar el trabajo porque el dolor y el cansancio
pudieron más. Ambas están diagnosticadas por fibromialgia, una
enfermedad poco conocida y que muchos miembros del colectivo
sanitario dudan de su existencia. Rita Boned, actual delegada, y
Rosa Vicente son dos miembros de la recién creada delegación en
Eivissa de la Asociación Balear de Apoyo a la Fibromialgia, cuyo
objetivo es pedir más recursos a las instituciones y que se
reconozca la enfermedad .
La fibromialgia es un trastorno caracterizado por un dolor
muscular, esquelético generalizado y cansancio agotador. La mayor
parte de los pacientes se quejan de que les duele todo, pero
ninguna prueba médica descubre las causas de ese malestar. «Vamos a
16 especialistas hasta que encuentran lo que tenemos», se lamenta
Margarita Pascual, la presidenta de la Asociación Balear. Ha
tardado 18 años en que se le diagnostique la enfermedad.
Los afectados por esta enfermedad son tratados generalmente por
antidepresivos. «Los neurotransmisores funcionan mal y falta
serotonina. El único medicamento que nos puede ayudar es un
antidepresivo. Es un síntoma muy parecido a la depresión, pero no
es eso», añade Pascual. Rita Boned aclara que se trata de «una
enfermedad muy personalizada y a no todos los pacientes les van
bien las mismos tratamientos».
Rita fue diagnosticada inicialmente con artritis, pero
posteriormente se comprobó que era fibromialgia. «Tuve mucha
suerte, fue cuestión de meses porque hay gente que tarda años en
que le diagnostiquen el mal». Incapacitada para trabajar, tiene
sólo un 50 por ciento de invalidez. «Es una vergüenza porque
tendrían que haberme dado más», precisa.
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