En el Centro Insular de Protección Animal de 'Sa Coma', las caras de preocupación del responsable, Juan Escandell y de Javier Serra, encargado del diseño de la perrera, han desaparecido casi por completo. El brote de moquillo que afectaba a varios de los canes del centro ha remitido y, aunque todavía permanecen 12 perros en la zona de aislamiento, la situación, aseguran, «parece controlada».
Aún así, las medidas de seguridad se mantienen y, por ejemplo, es indispensable que cualquier trabajador que vaya a entrar en la zona de aislamiento se desinfecte previamente. El sistema de limpieza de las jaulas también se ha sustituido por otro más seguro y eficaz que se mantendrá cuando el brote de moquillo haya desaparecido completamente. «Antes se limpiaba con máquinas de presión y aire; eso pulverizaba demasiado y se levantaban aerosoles, algo poco recomendable, especialmente en la situación de riesgo actual», explica Javier Serra. Tras el cambio, en el proceso de limpieza diario se utiliza agua y un cepillo. «Aquí lo que prima es el bienestar de los animales; lo ideal sería que este lugar no existiese, pero como eso no es posible, lo que hay que intentar es que los perros estén lo mejor posible. Éso es lo que nosotros hacemos», asegura Javier Serra, en respuesta a las críticas lanzadas recientemente por la responsable de la Asociación de la Defensa de los Animales (ADDA), Nora Rottusney, quien aseguraba que en el centro no se tomaban las precauciones necesarias para evitar que se propagase la enfermedad del moquillo. «Además, hay que tener en cuenta que cualquier centro de acogida es una zona de riesgo porque muchas veces son los mismos dueños quienes dejan aquí a su perro sin avisarnos de si está enfermo, señala Juan Escandell. S.R