La tercera edición de la jornada lúdico deportiva de la Mola, cada vez más conocida como la Olimpiada Pagesa, congregó a más de un millar de personas en el Pilarde la Mola, que a lo largo de todo el día se reunieron en torno a las instalaciones del Colegio Público del Pilar. La jornada se inició con una pescada de caña organizada por el Formentera Canya's Club y prosiguió con unas matances organizadas por «Juanito d'es Pla i matancers associats & Co», fritada que se preveía debería recuperar los ánimos de los esforzados caminantes que habían partido a las diez desde el hotel la Mola, en la playa de Migjorn, para tras recorrer la costa en dirección al Ram, subir hasta la Mola y llegar, exhaustos y con retraso a la fiesta. Las caras lo decían todo, el esfuerzo fue superior a lo previsto y las ganas de frit, el poco que quedaba ya a esa hora, estaban muy por debajo del ansia frenética de bebida fresca.

Tras la paella, de la que se sirvieron más de 1.000 raciones, lo cual supone un récord y una muestra palpable de la respuesta ciudadana ante un evento tan peculiar, tuvo lugar una pausa, un lapsus anímico en el que el café caleta fue protagonista y a la par estímulo o dopaje como decían algunos para afrontar la olimpiada payesa que se inició con unas divertidas y competidas carreras de carretilla en las que más de uno dio con sus huesos en el suelo; a continuación juegos tradicionales como ebarrino o dicho claramente darle un guantazo en la cara al que se despista, carreras con aros a la antigua usanza, lanzamiento de senalló, peleas por no ser el primero en quedarse sin silla, competiciones por pueblos para ver quien tiraba más fuerte de la cuerda y un sinfín de actividades que concluyeron en un ambiente de jolgorio y diversión que cada año atrae a más cantidad de gente, no sólo a los residentes en la isla sino también a los turistas o visitantes ocasionales.

Los que se abstuvieron de tamaña proeza, en especial los más barrigones, dedicaron el tiempo a una pachanga desenfrenada de fútbol sala que resultó disputada al máximo resolviéndose el resultado en los penalties. Tras los partidos que disputaron los veteranos hubo un rato para el deporte de los más pequeños y posteriormente para las féminas, todo ello aderezado con el concurso y degustación de vino payés, de buñuelos y una demostración de aeróbic al aire libre.