Agustín Peña e Iván Sánchez son una excepción. En las agrupaciones provinciales de Cruz Roja Juventud lo habitual es que sean nombres de mujeres los que aparezcan junto a las categorías de director o de coordinador técnico, cargos que en Eivissa han recaído en estos dos jóvenes que desde hace dos años se han responsabilizado de conducir la organización. Cruz Roja Juventud únicamente depende de la organización madre a nivel administrativo. Los proyectos, actividades y el funcionamiento interno queda en manos de chicos de poco más de 20 años que han decidido dedicar su tiempo libre a los demás. «Hay muchos que vienen porque un amigo suyo está metido, pero otros que lo hacen porque no tienen mucha vida social y esto les sirve para integrarse», dice Iván, un chico de 22 años que empezó en la Banda de Cornetas y Tambores de la Cruz Roja a los 12 años y que ahora es coordinador técnico de Cruz Roja Juventud.

Actualmente hay 76 personas inscritas, aunque a la hora de verdad son muchos menos los que dedican sus horas a trabajar. «Sí que necesitamos a más para poder hacer todo lo que nos gustaría, pero la verdad es que desde Navidad se han apuntado bastantes», dice el director, Agustín Peña, de 20 años. La campaña de juguetes de Navidad, para la que se recogen miles de regalos para niños de familias desfavorecidas, es una de las más conocidas y valoradas de las que realizan a lo largo del año. Pero no es ni mucho menos la única. «Nos dividimos en diferentes áreas, están las campañas de sensibilización y prevención, como las relacionadas con el sida o las drogas, las actividades de ocio y tiempo libre, como acampadas y excursiones y, por otro lado, las charlas en los institutos, las visitas a las residencias de ancianos y nuestra colaboración en actividades que organiza el Ayuntamiento de Eivissa», explican. Uno de los servicios menos conocidos de Cruz Roja Juventud es el de información. Cualquier joven puede acercarse a sus oficinas, instaladas en la misma sede de Cruz Roja, en la Avinguda d'Espanya, para solicitar información sobre los temas más diversos. «Más bien somos intermediarios y si por ejemplo viene una pareja contándonos que se les ha roto el preservativo, nosotros les decimos dónde tienen que ir», puntualiza Iván. Tan sólo hay un problema, Iván y Agustín no pueden estar siempre a disposición de los jóvenes. «No podemos ofrecer un horario de oficina porque ya no le podemos dedicar más tiempo, nuestras familias protestan porque estamos más a menudo aquí que en casa».

Agustín trabaja en una empresa de alquiler de coches e Iván en el Centro de Día de Alzheimer; profesiones que, al menos hasta las próximas elecciones, que se celebrarán este mismo mes, compaginan con sus cargos en la organización. Ambos recuerdan que cuando llegaron prácticamente estaba todo por hacer. «La antigua dirección lo había dejado muy mal, ibas al Ayuntamiento y huían despavoridos cuando decía que venías de Cruz Roja Juventud», recuerda Agustín. Después de dos años de esfuerzo, aseguran que han alcanzado una de las metas más importantes, «la de ser reconocidos».