En tan tan sólo 24 horas los ibicencos han podido cambiar la calefacción por la manga corta. Tras el intenso invierno vivido en las Pitiüses, por fin ayer se pudo disfrutar de una jornada auténticamente primaveral. En la playas de Eivissa hacía mucho tiempo que no se veía un castillo de arena como el que en la mañana de ayer decoraba la orilla de la de Talamanca. Los más impacientes, o aquellos que pudieron permitírselo, se acercaron a las playas más cercanas para dejarse mimar por ese esperado sol de marzo. Carmen fue una de esas afortunadas; una toalla y una indumentaria rescatada del fondo del armario fueron más que suficientes para disfrutar de un día de verano. «Hemos estado paseando con el agua hasta la rodilla y la verdad es que ha sido una maravilla», aseguraba. Aunque sólo unos cuantos se atrevieron a estrenar el bañador (y es de suponer que muchos menos probaron el agua), sí fueron muchos los que sin despojarse de la ropa se limitaron a tumbarse en la arena para tomar el sol.
Sol de marzo
El repentino ascenso de las temperaturas permitó que ayer las playas de las Pitiüses recibieran de nuevo visitantes
05/03/03 0:00
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