Francisco Gutiérrez imparte estos días un curso del nivel de inciación de Reiki.

Occidente asume muy a menudo prácticas orientales. Una de ellas es el Reiki, una técnica terapéutica surgida en la India hace miles de años y que posteriormente fue recuperada por un sacerdote japonés. Se trata de un método que utiliza las manos y la energía que éstas desprenden como un instrumento de curación. En esta práctica se introdujo hace 30 años Francisco Gutiérrez Martínez, quien hizo varios cursos hasta convertirse él mismo en maestro. «Fue en una época en la que tenía, como tantas otras personas, una necesidad de búsqueda. Había notado que con mis manos hacía algo y a mis alumnos de artes marciales a veces les trataba las torceduras, pero fue cuando conocí a Gui Berman cuando empecé a hacer cursos y a prepararme», cuenta Francisco, quien recuerda que cuando salió de la primera clase las manos le ardían. En Granada, donde él vive, son muchos los pacientes que han pasado por sus manos y todos, asegura, «han salido mejor de lo que estaban».
Como es lógico, son muchas las personas que en un principio se muestran escépticas, pero este maestro de Reiki tiene explicación para una curación que en ocasiones puede parecer un tanto 'milagrosa': «A la persona que quiere se le ayuda a sintonizar los chacras y así perciben otro tipo de energía que podríamos definir como sanadora, aunque en ningún momento podría sustituir a la medicina convencional», explica. Según Francisco Gutiérrez, cualquier persona puede aprender a utilizar sus manos para curarse así mismos o a terceras personas. «Nunca nadie me ha dicho que no ha sentido nada, algo actúa en nosotros aunque no sepamos lo que es». S. Yturriaga