El circuito que conecta las dos desaladoras de la isla ya está
cerrado. Los operarios instalaron ayer la última tubería que une
los dos depósitos reguladores de las plantas de Sant Antoni y
Eivissa. Ahora, en un plazo, de 10 días, según el delegado del
Instituto Balear de Saneamiento (Ibasan) en Eivissa, Ramón Mayol,
se realizarán las primeras pruebas para que corra el agua por el
interior de la nueva canalización.
El agua, sin embargo, no llegará a Santa Eulària (aunque la
tubería ya está instalada) hasta que esté construido el depósito
regulador de Sant Rafel, cuyo proyecto en este momento se está
ultimando. La obra culmina con más de medio año de retraso que,
según Mayol, se debe a la lluvia y, entre otras cosas, a las trabas
que ha puesto el Consell Insular y a la falta de suministro de
corriente eléctrica.
Esta infraestructura permitirá ahora la producción de más de
20.000 metros cúbicos de agua desalada, más del doble de la
capacidad actual, que se repartirá en más puntos (Eivissa, Sant
Antoni, Sant Josep y Santa Eulària). La desaladora de Eivissa tiene
una capacidad de producción de 10.000 metros cúbicos al día,
mientras que la de Sant Antoni puede desalar en un día 8.000 metros
cúbicos. Esta última, sin embargo, sólo funciona a un 30 por ciento
de su capacidad en invierno. La interconexión permitirá aprovechar
la producción máxima de las dos plantas y almacenar incluso agua en
un acuífero de Santa Eulària.
La Conselleria de Medi Ambient mantiene que la puesta en marcha
de este circuito de desalación de agua reducirá las extracciones de
los acuíferos de la isla en un 43 por ciento .
La instalación de los 30 kilómetros de tubería que unen los dos
depósitos ha tenido un coste de 4,6 millones de euros que se
financian con fondos de cohesión de la Unión Europea.
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