Hans- Walter Mende y su caballo Pedro son los protagonistas de esta original historia.

TW
0

Hace seis años Hans-Walter Mende vivió, junto a su inseparable caballo Pedro, una aventura sorprendente que le llevó a recorrer cuatro países europeos en un viaje entre su ciudad natal, Alemania, y la isla en la que actualmente residen ambos, Eivissa. De esa peregrinación, que además le llevó a desviarse hasta Santiago de Compostela realizando el Camino de Santiago, nació un libro escrito en alemá en el que Hans- Walter, profesor de Secundaria y de Universidad durante muchos años, narraba, «con los ojos de Pedro», esos cuatro meses y medio de expedición. Ahora, mientras en la ciudad germana la historia se vende con éxito y ya ha alcanzado la segunda edición, el autor intenta conseguir financiación para que 'Pedro, el caballo peregrino' se traduzca al catalán en las Pitiüses, lugar en el que acaba la historia que se cuenta en el libro. «Creo que sería un medio excelente para que los jóvenes se acercasen a la naturaleza, a los animales y conozcan además el camino cultural», explica. Aunque la primera respuesta institucional (en este caso de Fanny Tur, consellera de Cultura del Consell Insular) ha sido negativa, Hans- Walter espera que algún día los ibicencos puedan conocer la historia de Pedro, un caballo que ahora vive en el centro de equitación de Can Mayans, hasta donde muchos lectores se han acercado para conocerle. «No entiendo la razón por la que me han dicho que no, porque sólo la última parte del libro transcurre en Catalunya», afirma el aventurero autor.

Hans- Walter recuerda que la decisión de embarcarse en aquel personal periplo, que les llevó a recorrer alrededor de 3.200 kilómetros, nació de la promesa de visitar Santiago de Compostela que se hizo a si mismo tras someterse a una delicada operación. Tras realizar él y su caballo varios meses de entrenamiento, iniciaron un largo camino lleno de dificultades. «El primer obstáculo surgió cuando hubo que atravesar el río Rhin porque a Pedro le asustaban los barcos; al final conseguimos que subiera tras taparle los ojos con la chaqueta del Capitán», cuenta. Esta es sólo una de las muchas anécdotas que vivieron en esos días, jornadas durante las cuales Hans caminaba varias horas y montaba sobre Pedro el resto del tiempo. El primer tramo del recorrido resultó ser el más complejo porque desde Alemania y hasta Francia «prácticamente no había nada señalizado». De la soledad del comienzo a los frecuentados caminos que llevan a Santiago, donde Pedro se conviritió en un popular personaje. «Al pasar por Àvila intentamos buscar cobijo en un monasterio de monjas y, tras una larga discusión, la madre superiora determinó que Pedro podía quedarse pero yo no», explica entre risas. No duda en afirmar que Pedro le ha «abierto las puertas» y que por eso ahora no duda en inscribirse en cualquier iniciativa que merezca la pena, como así lo demuestra el que haya solicitado acudir como voluntario a las costas de Galicia para agradecer a los gallegos «lo hospitalarios que fueron».

Aunque recuerda esos días como si los acabase de vivir, hoy Hans- Walter ya se prepara para su próxima aventura, que le llevará, el próximo mes de mayo a hacer la Ruta del Atlántico, entre Santander, Asturias y Galicia. Eso sí, en esta ocasión le gustaría contar con la compañía de alguna otra alma inquieta que, por supuesto, debería acudir en caballo. S. Yturriaga