El Ayuntamiento de Eivissa, a través del Consorcio Patrimoni de la
Humanitat, ultima la apertura de pasajes en el barrio de sa Penya,
mientras la dirección insular de la Administración del Estado aún
no tiene claro si conviene volver a instalar las controvertidas
rejas. La Junta Local de Seguridad tiene previsto reunirse a
principios de febrero para decidir, entre otras cosas, el futuro de
las verjas.
El Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri), que
data de 1990, establece la necesidad de abrir nuevas vías de
comunicación entre el laberíntico trazado de sa Penya.
El Consorcio Patrimoni de la Humanitat proyecta tirar abajo
paredes para conectar ocho calles del barrio, tal como figura en el
Pepri. Por un lado, está previsto el derrumbe de dos casas para
conectar la calle Vista Alegre con el carrer Alt y la travesía de
Santa Lucía con la subida de sa Pedrera; y, por otro, la demolición
de la planta baja de dos inmuebles de tres alturas para crear un
pasadizo interior que una la calle del Retiro con el carrer Fosc y
la plaza Drassaneta con el callejón del Gallo.
La disposición de las calles de sa Penya, paralelas a las
murallas, obliga, según explica el gerente del Consorcio, Emilio
Pérez Echagüe, a llevar a cabo esta actuación. «El objetivo es
mejorar movilidad dentro del barrio en sentido transversal»,
indica.
Por otro lado, el Consorcio piensa ya sacar a concurso las obras
de construcción de un inmueble de nueva planta en la calle Bonaire,
concretamente en el solar donde se alzaba la primera casa que fue
demolida en la segunda semana de diciembre del año pasado. La
Comisión de Control del Pepri estudiará esta semana el
proyecto.
Se trata un bloque de dos plantas con un superficie de 68 metros
cuadrados, que se pondrá a disposición de los servicios sociales
para que en ella se puedan alojar familias afectadas por el derribo
de otras viviendas del barrio que tienen un expediente de ruina o
bien por la ejecución del Pepri.
El Consorcio, además, espera sacar adelante cuanto antes el
proyecto de rehabilitación de la antigua cofradía de pescadores
(número 12 de la plaza de sa Riba), justo al lado de lo que era el
edificio de Sanidad que ahora se reconvertirá en Casal de Joves.
Precisamente la cofradía de pescadores, que tiene una superficie de
200 metros cuadrados, se utilizará para ampliar el Casal de
Joves.
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