Sus tres nietas y el biznieto que espera son ahora lo más
importante para Antonia Marí, tanto que hace dos años se operó de
cataratas para confeccionarle un vestido de novia a una de ellas.
Nacida en Sant Josep vive en Sant Antoni desde hace más de 40 años
y ayer celebró sus 100 años de edad. De su larga vida ella dice que
«no hay nada malo que no haya pasado», pero, a pesar de esa dura
afirmación, Antonia sonríe ante muchos de sus recuerdos y se
apresura a ofrecer los consejos fruto de su experiencia:
«Comprensión, resignación y paciencia, ese es mi secreto. A mi edad
no he conocido la envidia», dice.
El alcalde de Sant Antoni, Antoni Marí Tur, acudió personalmente
a la casa en la que Antonia Marí vive sola (aunque cuenta con la
ayuda de una asistenta social que acude a menudo) para felicitarla.
«No quiere ni oír hablar de ir a una residencia», comentaba Pepa
Prats, una vecina que ayer le hacía compañía. Marí Tur y el
concejal de Cultura, Miquel Costa, le hicieron entrega de un ramo
de flores y una ensaimada. Ella, por su parte, invitó a todos los
presentes a brindar. Pero entre todos los regalos, Antonia sólo
tiene ojos para uno, la carta que le ha escrito una de sus nietas,
en la que la define como una mujer «avanzada a su época» y que ella
insiste en leer. Antonia Marí trabajó muchos años como costurera y
llegó incluso a montar un taller en Sant Antoni al que acudía un
gran número de mujeres. Respecto a cómo a cambiado el mundo, ella
es muy tajante y no duda en afirmar que «ahora todos son muy listos
y leen muchos libros, pero el libro de la educación, ése ni lo
tocan». S.Y.
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