Una laguna cubre desde hace más de dos semanas una de las calles que rodean el solar donde se alzaba el hotel Insula Augusta sin que nadie asuma la responsabilidad para ponerle remedio. Esta piscina de agua da un aspecto más desolador aún si cabe a esta degradada zona turística.

Neus Ramón regenta desde hace poco más de dos semanas la cafetería y hamburguesería Sol y Playa y todavía no ha visto el asfalto que se supone que hay debajo del río de agua que llega hasta la puerta de su nuevo negocio. Al final de esta calle, a pie de playa, hay otro restaurante, el Insula Augusta, que también sufre los efectos de la inundación.

Los conductores no pueden aparcar sus vehículos en la calle si no quieren meter el pie en el agua al intentar poner pie a tierra. El Ayuntamiento de Sant Josep de momento se ha lavado las manos. «Nos han remitido al Govern», explica Joan Ramon, marido de Neus Ramon, pero el Ejecutivo autonómico tampoco ha tomado cartas en el asunto. «Nos dijeron que no podían hacer nada y que llamáramos a los bomberos», apunta. La propuesta del Govern tampoco ha servido de nada. «Los bomberos, según dicen, no pueden hacer nada ya que se les atascarían las bombas con la tierra o algo así», asegura.