Toni Manonelles fue el encargado de impartir el taller.

En cada nueva cita, el primer paso siempre es el mismo. Hay que pasar lista (a los padres, porque los niños ya han desaparecido corriendo a jugar) para ver quién falta. Pero lo cierto es que la sala de la Escoleta de Cas Serres se llena la mayoría de la veces. Nadie quiere perderse unas actividades para las que ya se puede decir que hay lista de espera. «Hemos tenido que cerrar las listas porque por ejemplo para la clase de hoy ya teníamos a 31 personas, cuando no queremos que haya más de 17 personas en cada taller», explica una de las responsables.
Ayer por la tarde tocaba música popular. A lo largo de una hora y media (este año las clases se desarrollan entre las 17'30 y las 19'00 horas, buscando el horario más adecuado para los padres), el músico Toni Manonelles intenta que los niños, todos ellos de entre 2 y 3 años, conozcan algunos de los instrumentos característicos de Eivissa. «Por supuesto, tengo que adaptarme a un auditorio de su edad y lo que intento es que se den cuenta de que hay instrumentos que suenan más fuerte que otros o de que están hechos con materiales que pueden encontrar a su alrededor», explica este sonador de música ibicenca.
Algunos padres, veteranos ya de las Trobades en Familia, llegaban confiados; otros, más despistados, preguntaban si ellos también debían sentarse en las diminutas sillas que se habían colocado formando un círculo. Tras las presentaciones de rigor (la del profesor y los niños, porque en este juego los padres sólo son coprotagonistas), los instrumentos empezaron a sonar y las caras de los niños a reflejar sorpresa. La mayoría reconocían el tambor y la castañuelas, pero no ocurría lo mismo con ecalatrec o ebimbau.
«Después de tres años de hacer este taller me he dado cuenta de que mostrándoles los instrumentos se puede ver el carácter de los niños», asegura el profesor. Y es que, según Toni Manonelles, mientras unos golpean con fuerza el instrumental, otros lo hacen suavemente o, a veces, ni siquiera se atreven a tocarlo. Pero hay algo que a los más pequeños les fascina, y es que si normalmente están habituados a que se les prohíba tocar los objetos, en este taller se les pide lo contrario. Ayer, la clase finalizó con el aprendizaje de varias canciones populares. «Son sobre todo para que las aprendan los padres», dice Toni Manonelles. La próxima semana los talleres serán de cocina y danza.
Sara Yturriaga