El Ramadán es como un invitado que viene a visitarnos, por eso le recibimos con los brazos y el corazón abierto. Viene una vez al año, durante un mes lunar que consta de 29 o 30 días y, como es tu invitado, haces todo lo mejor que sabes y puedes para quedar bien con él», explica el imán de la mezquita Tawab de Eivissa, Mohamed Aajoud.
Aajoud dirige desde el pasado miércoles las oraciones diarias y obligatorias del mes del ayuno en el templo musulmán de Eivissa que durante estos 29 o 30 días se queda pequeño para albergar a todos los musulmanes que acuden a las oraciones que coinciden con la caída del sol. «Ayunamos desde que sale el sol hasta que se pone. Por la noche podemos comer, salir, hacer el amor... », explica el imán de Eivissa, que compara las jornadas de ayuno y purificación de su religión con un curso escolar: «Durante un mes nos encontramos mejor porque Alá nos dice que tenemos que ser buenas personas y no hacer mal a nadie. Por eso el que actúa de buena fe durante todo el año cada Ramadán se crece. Se trata de llevar a cabo una serie de buenos propósitos y dar lo mejor de nosotros mismos».
El Ramadán, además de ser el mes de ayuno, representa el cuarto de los cinco pilares del Islam, por eso es «más que obligatorio». «El que no lo hace se aleja de nuestra comunidad», explica el imán. La edad para comenzar a practicarlo suele estar entre los 14 y 15 años: «Antes pueden hacerse pequeños entrenamientos, pero no es obligatorio», explica Mohamed Aajoud, que considera importante que cada persona lo practique porque lo siente y está convencida de ello.
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