Familiares y amigos de toxicómanos han formado un grupo de autoayuda en Eivissa para abordar el problema de la drogadicción. Cada viernes se reúne este grupo anónimo en la sede de Cáritas en la calle Carlos III para intercambiar sus experiencias y servirse de apoyo a este terrible problema que asola la sociedad.

Familias Anónimas tiene muchas similitudes con el programa de Alcohólicos Anónimos. La portavoz de la entidad es madre de dos hijos toxicómanos que se encuentran en fase de recuperación desde hace varios años. Las familias desempeñan un papel importante en la lucha contra las drogas, pero no les exime de su responsabilidad. «Son gente que han dejado de madurar y están enfermos, pero la responsabilidad de buscar ayuda es de ellos», sostiene la mujer. La manera de ayudarles pasa por muchas negativas de las familias. «Es muy difícil empezar a decir no, pero se trata de una negativa con cariño y firmeza». Así, su ayuda consiste, por ejemplo, en pagar el alquiler o darle de comer. «Tienes que dejarle que toque fondo y eso es muy doloroso. Mucha gente dice que no puede, pero creo que nunca se van a recuperar si no estamos metiendo con ellos. Han de ser ellos los que tomen la decisión. No se trata de forzarles», confiesa.

Su hijo mayor estuvo 16 años enganchado a las drogas y ahora trata de desvincularse de ese mundo. Mary, como madre, confiesa que desde que se encuentra en Familias Anónimas «está serena y feliz».

El grupo de autoayuda que cada viernes se reúne no supera la decena de personas. Sin embargo, sostiene que mucha gente ha acudido a ellos para interesarse sobre este programa de autoayuda. Sin embargo, advierte: «No tenemos el poder. Somos impotentes contra la droga y la vida de las personas, pero se puede cambiar nuestras actitudes. Podemos ayudar, pero nunca interponernos».