El conseller insular de Pressupost, Santiago Ferrer, asegura que el equipo de Gobierno presentará los presupuestos al pleno «con naturalidad» y en el plazo previsto, es decir, antes de fin de año. Los progresistas son conscientes de que están en minoría y de que no hay nada más apetecible para la oposición política, sea de la institución que sea, que forzar la prórroga de unos presupuestos a escasos meses de la celebración de unas elecciones. Llevarán pues las cuentas al pleno con la práctica certeza de que ocurrirá lo mismo que el 21 de diciembre de 2001, cuando fueron rechazados.

Pese a vaticinar el futuro que le esperan a esas cuentas, la institución sigue preparándolas. Ferrer prevé que «las cifras serán similares a las del presente ejercicio», es decir, rondarán los 41'4 millones de euros (6.888 millones de pesetas), si bien podrían alcanzar los 43'27 millones de euros (7.200 millones de pesetas) si se incluyeran 2'4 millones de endeudamiento.

El conseller destacó la dificultad que tiene el equipo de Gobierno para poder ejecutar las actuales cuentas, aprobadas en primavera después de que la presidenta de la institución, Pilar Costa, perdiera el 11 de abril la cuestión de confianza ligada a la aprobación de los presupuestos . Un mes después, y debido a que la oposición no presentó una moción de censura, fueron aprobados automáticamente.

Según Ferrer, «el bloqueo del grupo popular y mixto ha dificultado la ejecución del presupuesto de 2002», para el que sólo se tenía medio año. Buena parte de las partidas de este ejercicio podrían ser trasladadas a las del siguiente, asegura Ferrer: «Seguro que el PP dirá que lo ejecutamos tarde. Es como quien mete a otro un garrotazo y le dice que tiene sangre en la cabeza». En caso de que el 1 de enero el pleno no haya dado su visto bueno a los presupuestos (lo que es harto probable), serán prorrogados automáticamente.