Millones de pájaros migran estos días en dirección al sur, principalmente hacia Àfrica. Durante su periplo muchos de ellos pasan sobre el mediterráneo y sobrevuelan las Pitiüses. Esa es la oportunidad que el equipo del GEN-GOB en las islas aprovecha para desarrollar una de las dos principales campañas de anillamiento del año (la otra es en primavera); un seguimiento que permite conocer a las aves del lugar, determinar especies y subespecies y descubrir factores de amenaza para la comunidad de aves. La jornada empieza muy temprano en Can Sorà, una finca propiedad del Consell Insular situada en ses Païsses de Cala d'Hort y que la institución ha cedido para que la agrupación ecologista pueda realizar su trabajo más cómodamente. «Otras veces, como cuando vamos a la Conejera, tenemos que estar en tiendas de campaña», explica Oliver Martínez, uno de los anilladores del grupo.

Oliver y Marta Tur, una naturalista del Parque de Cala d'Hort, hacen un recuento y concluyen que a lo largo de la semana han anillado un centenar de pájaros; en total, unas 16 especies diferentes. «Podía haber ido mejor, pero el viento de estos días tampoco nos ha beneficiado porque se mueven las redes que hemos colocado por los alrededores y los pájaros las ven», comenta Oliver. A diferencia de la campaña de primavera, en esta época se localiza una mayor afluencia de especies de familias como la de los túrdidos (de ella son, por ejemplo, los petirrojos), aves que normalmente invernan en las Pitiüses. Además, se trata de un paso migratorio más rápido ya que las aves se dirigen a criar. El trabajo que realizan estos profesionales implica un seguimiento.

Por eso, el próximo mes de noviembre se desarrollará una nueva campaña que servirá para controlar algo básico: qué especies han estado en Eivissa de paso y han proseguido su migración y cuáles se han quedado en la isla para invernar. «Otro de los aspectos más interesantes del anillamiento es la recuperación de los ejemplares; es decir, un pájaro anillado aquí que sea luego localizado en otro país», explica Oliver. Para eso, en Holanda existe un centro que coordina todos los anillados de Europa. Las redes japonesas utilizadas para capturar pájaros miden entre 8 y 18 metros y pasan prácticamente desapercibidas. El grupo que ha llevado a cabo la campaña hace un recorrido cada hora.

«De esa forma los pájaros no pasan tanto tiempo en la red, aunque allí no sufren en absoluto», puntualiza Oliver. Durante la mañana de ayer varios pájaros quedaron atrapados en la red, uno de ellos un colirrojo, una de las especies que con más facilidad se anilla. En la red, el pájaro queda totalmente inmovilizado y el anillador debe retirarlo con suavidad, empezando por las alas, las patas y finalmente la cabeza. La mayoría son también jóvenes, como si los años de experiencia les enseñaran a evitar esos 'obstáculos' que colocan los humanos en su camino; también es habitual que sean pequeños, aunque Marta y Oliver recuerdan dos cernícalos recogidos y una paloma torcaz, la segunda que captura el GEN en sus campañas. «También estuvimos a punto de coger a un águila calzada, pero no quedó bien sujeta y se escapó», recuerdan. El próximo año la intención de la agrupación es desarrollar una campaña en sa Conillera, un punto al que, por ser un islote, acuden un gran número de aves.