Ayer por la mañana los alrededores de los colegios de Eivissa y Formentera cobraron vida de repente. Habían permanecido prácticamente desiertos, a excepción de aquellos centros que acogieron escuelas de verano, durante los meses estivales, pero este lunes los despertadores volvieron a sonar para miles de alumnos en las Pitiüses.

En el colegio de Puig d'en Valls, Isidro Ariza, bedel de la escuela, espera a los chavales con impaciencia, como cada comienzo de curso desde hace 27 años. «Vivo aquí y cuando no están se les echa de menos, dan mucha vida», dice. Pocos minutos antes de que den las 09'00 horas, en el patio proliferan las mochilas más modernas, con ruedas y con estampas de dibujos populares como 'The Simpsons' o 'Los teletubies'. Es el momento de comentar las vacaciones y de comparar los estuches y las carteras recién estrenadas. Los más madrugadores ya rondan la puerta del recinto desde media hora antes. Nervios, miedo y, sobre todo, mucha ilusión son las sensaciones que se pueden palpar en el primer día del nuevo curso; como en el caso de María, una niña de 9 años ansiosa por comenzar su cuarto curso.

«Las vacaciones se me han hecho largas, tenía ganas de volver y lo que más me gusta de el primer día es ver a mis profesores, estar con mis amigos y aprender», añade haciendo alarde de su prematura responsabilidad. Poco después aparece Marc, a quien con tan sólo tres años de edad le da vergüenza contestar a las preguntas de la periodista y se esconde tras las piernas de su madre, quien comenta que el mes de agosto ha sido largo: «La verdad es que yo tenía ganas de que empezara el cole, pero él más», asegura. También en el colegio de Can Misses la algarabía ha invadido los pasillos. Divididos en dos aulas de este centro se encontraban los 25 nuevos alumnos que este año inician una vida escolar que se alargará, como mínimo, durante los trece años de enseñanza obligatoria. El primer contacto con un ambiente extraño no es bien recibido por todos, y ayer fueron muchas las lágrimas que se derramaron en las aulas de Eivissa y Formentera. «Ahora están más calmados, pero a primera hora estaban muy nerviosos», comentaba un profesor del primer curso de Infantil. A Fátima le costó separarse de su madre, pero ésta no quiso desaprovechar la oportunidad de grabar en vídeo ese momento. «Lo hago en todos los cursos», comentó.