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Francisco y Eva fueron ayer los principales protagonistas del día para sus familiares y amigos. Éstos jóvenes de etnia gitana y de tan sólo 21 años se dieron el sí quiero el pasado viernes por la tarde en los juzgados de Eivissa. La gran celebración de la ceremonia matrimonial la reservaron para ayer, ya que la tradición gitana es festejar este gran momento durante todo un día. Para esta especial fiesta la familia de los contrayentes al no encontrar ningún sitio adecuado para el evento, decidió solicitar un recinto al ayuntamiento de Eivissa ante lo que el alcalde les facilitó una carpa en los nuevos aparcamientos disuasorios situados al lado de Gesa.

Unas 500 personas entre familiares y amigos acompañaron a Francisco y Eva en este gran día que sus padres y abuelos según comentaron «llevan más de un mes preparando con mucho esmero y ilusión para que todo salga bien y disfrutemos todos de la celebración». La fiesta comenzó a las 12'00 horas y se alargó hasta bien entrada la madrugada. Platos de arroz con pato corrían por la carpa a la hora del mediodía a la espera de que llegase el momento en que los felices novios cortasen y repartiesen la gran tarta nupcial.

Entre plato y plato la música empezaba a sonar por los grandes altavoces allí instalados y los invitados iban arrancándose en el escenario y comenzaron un sinfín de actuaciones con las que los presentes disfrutaron de lo lindo al más puro estilo gitano. Las palmas, los taconeos, los cantes y las melenas al viento se hicieron las estrellas de la boda. Llegada la hora de la cena el pollo y las patatas llenaron las cazuelas que ardían a la lumbre. El vino corrió por las mesas donde todo el mundo estaba entregado a la celebración.

Los novios manifestaron estar muy contentos porque a pesar de la lluvia matutina el sol lucía y todo estaba yendo muy bien. «Así que podremos estar aquí hasta que el cuerpo aguante», añadió al comentario uno de los invitados. Con numerosos proyectos para el futuro esta joven pareja se enfrenta con gran ilusión a la vida matrimonial esperando poder comprase un piso pronto y «tener muchos hijos para colmar de felicidad a nuestras familias», explicaron sonrientes.