El conseller de Transports, Santiago Ferrer, se mostró ayer
dispuesto a entablar conversaciones con los taxistas para tratar la
polémica sobre la congestión del tráfico que ha surgido tras el
trágico accidente que el pasado lunes se cobró cuatro muertes en la
carretera de Sant Antoni. Ferrer señaló que está totalmente en
contra de entablar una discusión pública «en un momento tan
delicado para la familia del taxista fallecido en el accidente»,
pero quiso dejar claro que le parece «de mal gusto» que la patronal
del sector insinuase que las discotecas propician este tipo de
sucesos.
«Por las informaciones que han trascendido de este accidente a
través de los medios de comunicación todo se debió a la imprudencia
de una persona», recordó el conseller, que manifestó que «está
claro que no hay una relación de causa-efecto entre la actividad de
las salas de fiesta y este siniestro» en concreto. El tráfico de
Eivissa en agosto «es caótico, pero lo es para todos por lo que hay
que hacer un esfuerzo para colocar cada cosa en su sitio»,
aconsejó. El conseller comprende que los taxistas estén preocupados
por la creciente peligrosidad de las carreteras y sus consecuencias
porque «se pasan toda la jornada sobre el asfalto» pero recalcó que
los problemas afectan a todos los conductores.
«Muy preocupado» por la siniestralidad que se une a la alarmante
escala de inseguridad ciudadana, el conseller cree que «buena parte
de la solución pasa por un incremento de los efectivos policiales»
aunque reconoce que no es fácil conseguirlo. El camino incorrecto
es el de la gente «que se queja de los beneficios que obtiene el
vecino pero a los que no les sobran los beneficios propios», dijo
Ferrer que aboga por una concienciación general.
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