El homenaje a los corsarios volvió a ser un año más el acto central y multitudinario del día de Sant Salvador, el patrón de la marina ibicenca. La iglesia de Sant Elm albergó una misa solemne a la que acudieron decenas de personas y la flor y nata de las autoridades tanto del Ayuntamiento, con su corporación al completo, como del Consell Insular, encabezada por su presidenta, Pilar Costa.
El acto litúrgico, oficiado por el obispo de la diócesis de Eivissa y Formentera, Agustín Cortés, estuvo centrado en resaltar la importancia de las gentes del mar, que abarrotaron un templo en el que el calor fue protagonista, a pesar de los ventiladores que funcionaron sin cesar durante el acto que estuvo amenizado por la Colla de Vila y la Peña Huertana el Mortero de Murcia. Al finalizar la misa la plaza de Sant Elm acogió una primera actuación de la colla anfitriona que abrió el paso a toda la comitiva que se dirigió hacia la plaza del obelisco bajo la atenta mirada de muchos de los turistas que al final de la tarde merodeaban por la Marina.
El historiador y geógrafo ibicenco Ernest Prats, conocido por haber colaborado y publicado distintas obras sobre la historia de las Pitiüses, fue el encargado de leer el discurso de homenaje a los corsarios, «esas gentes ibicencas que intentaban sobrevivir en condiciones precarias y que no eran piratas». Prats comenzó su discurso con una simulación y narración de lo que era la vida en el gremio de marinos de la época de los corsarios con detalles sobre sus embarcaciones, tripulación , «formada por gente curtida en las duras labores del mar», y modos de operar en los asaltos. Su viaje en el tiempo, basado en textos de historiadores tan conocidos como Isidor Macabich, Pere Vilas o Joan Marí Cardona, finalizó con un 'atraque' en la Eivissa actual «con una vida mucho mejor y sin penurias». Tras su intervención, Prats recibió una figura conmemorativa de manos del alcalde de Eivissa, Xico Tarrés, quien acto seguido, acompañado de la presidenta del Consell Insular, Pilar Costa, colocó la corona de laurel ante el obelisco bajo la atenta mirada del público.
La recta final de los actos se desarrolló junto a la estación marítima de Formentera donde las autoridades visitaron la exposición marinera organizada por el Club de Jubilados de la Casa del Mar y siguieron atentamente las actuaciones de la Colla de Vila y de la Peña Huertana el Mortero de Murcia, que quedó deslucida tanto por la falta de luz como de visibilidad para las personas que siguieron la actuación folklórica, que finalizó con una degustación popular de productos de la tierra ofrecida por la Colla de Vila. Xico Tarrés, en un breve discurso, se dirigió a los ciudadanos invitándoles a participar en la fiesta junto a una traductora de lenguaje para sordomudos.
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