GEMMA GUASCH Miles de panfletos publicitarios colapsan los almacenes de la Policía Local de Sant Josep. La tramitación de denuncias en la distribución de los flyers hace un total de 840 en este último mes de julio, lo que supone un mínimo descenso respecto al año pasado, sin dejar de considerarse una cantidad desmedida. La temporada pasada se recogieron grandes cantidades de estos folletos informativos o flyers que reparten las discotecas por toda la isla. Se calculan aproximadamente dos toneladas de peso. «No fue posible meter todo el material en uno de los camiones de Herbusa», comenta un agente.

Los flyers constituyen una representación de las últimas tendencias en diseño gráfico. En un primer momento, sorprenden por su originalidad con el añadido de proporcionarnos información pero, posteriormente su destino inmediato es un rincón incierto de cualquiera de las calles de la isla.

El problema que se plantea es el de que la recogida de ese material, lógicamente, genera un gasto. La solución quedó reflejada en la Ordenanza de Publicidad Dinámica de 1997, que influía directamente sobre la empresa anunciante, ya que los encargados de distribuir los flyers en la calle debían poseer una licencia previa. En el caso de que carecieran de ella se elaboraría una denuncia en la que se responsabilizaría tanto a la empresa como al ticketero. Sin embargo, las denuncias no han cesado. El reparto de estos panfletos sólo debe realizarse en zonas habilitadas. Las playas quedan totalmente excluidas, lo que no evita que continúen viéndose mezclados con la arena.

«Muchos de estos chicos no se molestan en repartirlos y dejan los flyers amontonados en cualquier esquina porque les da miedo ser multados» comenta otro policía de la localidad de Sant Josep. Dentro de las grandes bolsas de basura de la policía local de Sant Josep, comparten espacio con los flyers otro tipo de recursos publicitarios, como pulseras con el nombre de la discoteca, anillos, relojes de plástico y demás objetos de similares características.