La ampliación de la norma territorial cautelar de octubre de 2000
contó con el voto afirmativo del conseller del grupo mixto, Joan
Buades, aunque no por ello dejó de criticarla por ser escasa, por
no afectar a más «falsos suelos urbanos» («creará agravios
comparativos con consecuencias judiciales», dijo) y porque Sant
Joan y Santa Eulària «se hayan salvado». Tras ser aprobada en el
pleno extraordinario de ayer, la moratoria tendrá ahora un mes de
exposición pública y permanecerá en vigor hasta que se dé el visto
bueno definitivo al Plan Territorial Insular (PTI) o hasta el otoño
de 2005.
El popular Josep Juan Cardona criticó que la moratoria incluso
afecte a las licencias de actividad, y puso especial énfasis en que
no se han previsto las «consecuencias económicas» que tendrá esa
medida. Al respecto, Josep Marí Ribas, conseller d'Ordenació del
Territori, recordó las incumplidas profecías de hecatombe económica
que ya hizo el PP cuando se aprobó la norma territorial cautelar de
2000: «Y no ha sido un drama. Las cosas se han desarrollado con
normalidad».
El conseller explicó que en las épocas de vorágine de la
construcción «llegan empresas de fuera que desequilibran el
sector», circunstancia que tiene graves repercusiones para las
sociedades isleñas. Marí considera preferible que el trabajo sea
programado y continuado, en vez de «mucho en sólo un par de años».
Según indicó, el futuro PTI se encamina hacia esa política, a
lograr un crecimiento sostenible (de momento 26.728 plazas en 10
años, así como la declaración de inedificabilidad de 3.698
hectáreas de masas forestales y cimas que hasta el momento estaban
desprotegidas) en contraposición al exorbitante crecimiento
experimentado en los últimos años.
Antes de decidir sobre la ampliación de la norma territorial
cautelar se procedió a votar la propuesta del PP -que fue
rechazada- de retirarla del orden del día porque los populares no
habían recibido toda la documentación. Por su parte, Buades
presentó siete enmiendas a la moratoria, que no fueron respaldadas
por el resto de los grupos. En ellas instaba a suspender los
proyectos en suelos urbanos y urbanizables no iniciados, a
introducir un «numerus clausus» anual para licencias y a que el
Consell cogiera las riendas del urbanismo del municipio de Santa
Eulària.
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