El Consell tiene previsto gastar 1.548.000 euros en un nuevo proyecto de rehabilitación del Castillo y en la dirección facultativa de esas obras, cuyo pliego de condiciones se encuentra en fase de alegaciones. Esa cifra es seis veces superior a la que el 15 de junio de 1999 recogía el contrato con una unión temporal de empresarios para la redacción de un proyecto «básico» de rehabilitación de ese edificio.

Los consellers populares Pere Palau y Antoni Marí Calbet criticaron ayer ese fuerte incremento del gasto y el procedimiento seguido, especialmente el hecho de que el pasado 25 de marzo se resolviera el contrato de 1999 «de mutuo acuerdo» y se abonara 66.862 euros a los arquitectos que habían intervenido.

La consellera insular de Cultura, Fanny Tur, explicó ayer que si se ha aumentado esa cantidad es porque «el proyecto original, redactado en la época en que Joan Marí Tur era titular de Cultura, ha resultado absolutamente inviable desde el punto de vista técnico». Por esa misma razón se resolvió liquidarlo en marzo. A juicio de Tur, aquel proyecto tenía serias deficiencias, como su carencia de un plan de usos y de «algo tan básico» como un «exhaustivo estudio arqueológico».

De las tres campañas arqueológicas emprendidas desde 1999, Cultura dedujo la necesidad de una serie de intervenciones no contempladas en el proyecto original que permitirían «encarrilar» la rehabilitación, aunque «encarecerían» el nuevo proyecto. Se trata de la rehabilitación del claustro (que en tiempos de Marí Tur tiró una excavadora); de dejar a la vista una cata existente delante de la Casa del Gobernador para poder apreciar la evolución del Castillo desde la época púnica; de convertir el antiguo gimnasio en un auditorio, y de desarrollar la obra de ingeniería, que, curiosamente, «antes no se contemplaba».