Los pilotos de las avionetas atuneras que operaban desde el
aeropuerto de Eivissa no tuvieron ningún reparo en explicar, en
algunos casos, que al terminar el mes de mayo, cuando su vuelo de
apoyo pasara de ser legal a ilegal, iban a desplazarse hasta el
norte de Àfrica, al aeródromo de Orán, en Argelia, para seguir sus
tareas de localización de bancos de atunes sin que las aeronaves
pudieran ser inmovilizadas en tierra a la hora de repostar, como
sucedió en junio de 2001 con avionetas precintadas en los
aeropuertos de Eivissa y Palma de Mallorca.
Las informaciones que ha podido compilar este rotativo señalan,
según una de las fuentes consultadas que ha querido quedar en el
anonimato, que «las avionetas están equipadas con electrónica de
última generación que funciona con sistemas binarios muy
avanzados», lo que les ha llevado a establecer un sistema de
«comunicaciones codificadas para no ser interceptados».
En este sentido las avionetas no tienen dificultades en
comunicarse con las embarcaciones mientras que «si se las quiere
rastrear se han de efectuar barridos con un scanner, y lo único que
se puede conseguir es localizar la frecuencia en la que están
emitiendo pero no se puede entender nada de lo que dicen».
Todo indica que tanto embarcaciones como avionetas siembran de
boyas y balizas la zona por donde se suponen que han de pasar los
bancos de atunes; cada una de estas boyas tiene un número de código
y son perfectamente identificables desde las embarcaciones bien
mediante sonar, bien mediante GPS, en función de los sistemas que
se emplee en cada una de ellas. Asimismo, algunas de estas boyas
pueden programarse para ser activadas cuando su campo de
observación es perturbado por una gran masa que se adentra en él
como es el caso de un cardumen de atunes rojos.
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