E.E.
Pulpo en tapa, porciones de pizza artesana, pitas con chile o ensalada, jamón asado, chorizos, mazorcas de maíz, pastas y delicias marroquíes, garrapiñadas, crepes dulces y salados, buñuelos de manzana, «papas arrugás con mojo picó que quien no las prueba se lleva una decepción», sidra natural, ribeiro, albariño y aromáticos quesos formaron parte del menú de las miles de personas que ayer subieron hasta Dalt Vila para participar en la última jornada de la tercera edición de 'Eivissa Medieval'.

La Plaza del Ayuntamiento y los distintos puestos desperdigados por el itinerario de la fiesta se convirtieron durante el mediodía en un macrocomedor en el que se agolparon cientos de personas para degustar las especialidades medievales ofrecidas por los distintos mesoneros que no pararon ni un solo instante ante la atenta mirada de los comensales, que pacientemente y haciendo fila, esperaban el momento de tener entre manos el ansiado manjar.

En medio del bullicio una de las zonas más relajadas fue la de degustación de tés, pócimas y brebajes, un lugar en el que el público se sentaba a probar distintas variedades de tés exóticos como antaño: olvidando los problemas y degustando cada sorbo de la cálida bebida.

Los más golosos aprovecharon para adquirir distintos tipos de quesos, embutidos, chocolates y dulces para prolongar el espíritu medieval durante los próximos días, y es que fueron muy pocas las personas que acudieron a este Mercado Medieval sin llevarse como recuerdo una feliz digestión o algún que otro artículo que llevarse al buche antes de esperar la cuarta edición de esta multitudinaria celebración.