El presidente del Partido Popular, Josep Juan Cardona, anunció ayer que su formación pedirá la dimisión de la consellera balear de Medi Ambient, Margalida Rosselló, si la interconexión de las desaladoras de Eivissa y Sant Antoni no está lista en el mes de junio. Juan Cardona insistió en que Rosselló ha dicho, tanto a los medios de comunicación como a los diputados del Parlament, que esa obra concluirá ese mes. Desde el pasado 9 de enero, Rosselló insiste en que la interconexión será «operativa» cuatro meses después de que comiencen los trabajos, previstos inicialmente para finales de abril.

Nunca especificó que concluirían en el mes de junio y ha recalcado en todo momento que parte de ese proyecto podría funcionar «en» verano, estación que finaliza el 21 de septiembre. Eso sí, el pasado jueves Rosselló sustituyó la preposición «en» por «durante» para concretar aún más que funcionará a lo largo del estío. El inicio de los trabajos ya llevan un mes de retraso, pues no empezarán hasta finales de mayo o principios de junio.

La advertencia fue efectuada ayer durante el desayuno con la prensa que el PP organiza desde hace tres semanas, y en el que Josep Juan Cardona también habló de la sentencia que anula la ley que convirtió ses Salines en Reserva Natural: «Es una excusa barata -dijo- que los progresistas aleguen que la aprobaron porque el PP no quería proteger ese paraje». Como ejemplo del espíritu ecologista de los populares recordó que el PP creó allí una Reserva Marina.

En el encuentro, el conseller Pere Palau dijo que le gustaría que en las Pitiüses ocurriese como en Mallorca, donde el jueves se presentó la propuesta de Plan Territorial Insular (PTI). Palau recordó que hay un acuerdo de pleno que obligaba a convocar una sesión extraordinaria para presentar el plan pitiuso. El equipo de Gobierno ya ha incumplido ese acuerdo, cuyo plazo expiraba el 25 de abril. En su lugar, hace una semana entregó a la oposición y a la prensa un breve informe que apenas profundiza en lo que será el PTI: «Parece que tienen miedo de que la gente conozca sus intenciones», dijo Palau, quien calificó esa actitud de «oscurantista».