Se ha descartado una reforma en el antiguo edificio de Isidoro Macabich. Foto: K.Taberner

El edificio de la delegación del Gobierno, situado junto a los Juzgados en la calle Isidoro Macabich, se echará abajo, según anunció ayer la directora insular, Marienna Sánchez Jáuregui. Lo que aún no se sabe es si las nuevas dependencias de la delegación del Ministerio de Interior en la isla se construirán en el mismo emplazamiento o en otro. «Se realizará un informe para determinar qué es lo más conveniente: construir en el mismo lugar, o para agilizar los trámites, levantar el nuevo edificio en otro solar», explicó ayer Sánchez Jáuregui.

La directora insular confirmó que finalmente no se llevará a cabo las obras de reforma del antiguo edificio, tal y como estaba previsto en un principio. «Eso ya está totalmente descartado. Ya se ha rescindido el contrato para las obras de reforma», subrayó. Al parecer, según informó Sánchez Jáuregui, la empresa que debía acometer los trabajos para rehabilitar el edificio ha detectado que la estructura del edificio está en muy mal estado, por lo que ha optado por echar atrás el proyecto inicial. «Aparte del deterioro de los cimientos, el nivel del acuífero, según explican los técnicos, es muy alto. Todo ello hace que la reforma del edificio sea inviable», apuntó.

La directora insular aseguró que ahora parten de cero. «En este momento no sabemos dónde vamos a construir las nuevas dependencias de la delegación. Todo está supeditado al informe que realizaremos para valorar la mejor alternativa», destacó la directora insular.

Las oficinas administrativas de la Dirección Insular del Estado se trasladaron provisionalmente en junio de 2000 a las dependencias de la Casa del Mar, en el Passeig Joan Carles I. El motivo del traslado fueron las obras de remodelación del edificio, que desde entonces sufrieron continuos retrasos. La primera fase de estos trabajos, que prevían la remodelación interior del actual inmueble de la avenida Isidor Macabich, tenían un coste de alrededor de 1'2 millones de euros (200 millones de pesetas) y tenían una duración estimada de dos años.