El encierro de los propietarios de dos viviendas en el bloque que
quedó inhabitable tras ser dañado en su estructura por el derrumbe
del edificio vecino (de Viajes Barceló) en enero de 2001 podría
tener un final menos traumático que un desalojo forzoso. Juan
Manuel Miranda y Juan José Peciña, los dos encerrados, junto con el
presidente de la asociación de vecinos, podrían acordar algún tipo
de medida o solución en su encuentro de hoy con el alcalde de
Eivissa, Xico Tarrés. «Se trata de intentar negociar una salida»,
señalaron ayer fuentes municipales, que añadieron que hay que
solucionar «cuanto antes» este tema porque los vecinos encerrados
están en situación de riesgo ya que el edificio está seriamente
dañado.
De todos modos, el proceso de desalojo sigue su curso. La
Policía Local redactaba ayer un informe sobre el caso para
presentar al juzgado, que es quien puede dar al Ayuntamiento el
permiso, mediante una orden judicial, de entrar en las viviendas y
desalojarlas. Sin este permiso, el Consistorio estaría incurriendo
en un delito de allanamiento de morada en el caso de que entrase en
el bloque.
Por otra parte, los abogados de los vecinos y propietarios de
locales en el edificio dañado recibieron ayer las notificaciones
del Ayuntamiento en las que se les recuerda que el edificio cuenta
con un expediente de ruina. Juan Manuel Miranda explicó ayer que
continúan el encierro a pesar de la notificación que les insta a
abandonarlo. «No nos van a mover», manifestó, asegurando que sólo
están abandonando el edificio para trabajar y que pasan todas las
noches dentro, a pesar de que los daños en la estructura lo hacen
inseguro.
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