Explicar el proceso de construcción de cada uno de los quince cajones que componen la estructura del dique de Botafoc es tarea difícil para los profanos en el arte de los encofrados, las ferrallas y las torretas de suspensión. Términos habituales para los 200 operarios que trabajan en la construcción del dique en el puerto de Valencia.

Los bloques, de una altura equivalente a un edifico de siete pisos, se van construyendo en una estructura móvil (cuyo dibujo aparece en las imágenes) por un sistema de vertido continuo de hormigón. A medida que se precipita el material, el bloque va tomando forma, cobrando peso y hundiéndose en el mar hasta que consigue flotar. En ese momento se «suelta» de la estructura y se arrastra para atarlo a los bolardos del puerto, como si fuese un barco. Esta semana, cada uno de los cajones irá llegando a remolque desde Valencia a Eivissa. La única condición del viaje es que el mar esté como un plato. De lo contrario, el cajón se podría ir a pique y con el los 602.410 euros (100 millones de pesetas) que cuesta fabricar cada una de las piezas.

Los cajones se irán colocando en fila sobre la plataforma submarina preparada para asentarlos, hasta completar los más de 500 metros de largo del espigón. Esta fase de la obra de ejecución ya será visible, ya que los cajones sobresalen 2'5 metros sobre el espejo del mar. Sobre la superficie se instalará lo que se llama «superestructura», es decir, los conductos de combustible y de servicios, el vial y las infraestructuras precisas para facilitar la carga y descarga de materiales.

La obra del espigón dique de Botafoc podría estar terminada en septiembre de este mismo año. Cuando se complete toda la obra de la estructura, la descarga de mercancías peligrosas que ahora se realiza en el puerto se trasladarán al nuevo dique, por lo que la Autoritat Portuària de Balears considera que los riesgos para la población quedarán reducidos drásticamente.