Tres horas por la tarde los lunes y martes. Ese es el horario de la consulta de adherencia a tratamientos antirretrovirales en el hospital Can Misses. Cuatro enfermeras del hospital, Victoria, Ina, Manuela y María José, compaginan su actividad diaria en diferentes áreas de Can Misses con esta consulta. «Estamos a disposición de cualquier paciente que esté en tratamiento con antirretrovirales y necesite nuestra ayuda», dice Ina acerca de su trabajo en la consulta.

No pertenecen a una ONG ni son altruistas, ya que su labor en la consulta Atar está reconocida por la dirección del hospital aunque en sus inicios no cobraban. Empezaron bajo la supervisión de la doctora Gabriela Pico, quien detectó la necesidad de poner en marcha esta iniciativa en 1998. La consulta hace de 'puente' entre los médicos que prescriben el tratamiento y donde se dispensa: la farmacia del hospital.

No hay carteles que indiquen su ubicación y ni siquiera tiene espacio físico propio, sino que lo comparte con otra consulta del hospital. El anonimato y la confidencialidad de los enfermos está totalmente garantizado. A pesar de que se tiende cada vez más a la cronicidad, aún hay muchos recelos a esta enfermedad por desconocimiento de la sociedad. «Eivissa es un sitio pequeño», justifican ante su decisión de ocultar su rostro por respeto a los enfermos.

Su función se limita a informar a los seropositivos y a los enfermos de sida sobre las pautas a seguir en los tratamientos antirretrovirales. «No influimos, ni pautamos. En las consultas de los médicos se dispone de poco tiempo para explicarle al paciente la complejidad y la importancia de que sigan con el tratamiento», explica Victoria su cometido.

El tratamiento incluye una terapia combinada de antirretrovirales para combatir el virus y otros fármacos que, en algunos casos, se toman ante los efectos secundarios. De este modo se pueden llegar a tomar 20 pastillas al día.