Xico Tarrés actuó de moderador en la sesión extraordinaria de ayer. Foto: MARGA FERRER

Esta es una buena ocasión para demostrar lo que somos, gente educada con muchas ideas para mejorar el municipio». El alcalde de Eivissa, Xico Tarrés, abrió la sesión extraordinaria de ayer por la mañana, un pleno infantil, con estas palabras, que invitaron a la participación de los alumnos procedentes de ocho colegios del municipio -Sa Graduada, Sa Bodega, Can Misses, Can Cantó, Cas Serres, Poeta Villangómez, Sa Real y Consolació-. La preocupación por el perfil idóneo de turista, las zonas verdes y el estado de las playas fueron los tres ejes sobre los que giró un debate atípico en el salón de plenos del Consistorio.

Antes de comenzar oficialmente la sesión el alcalde se dirigió a los niños para explicarles el funcionamiento de los micrófonos y de la petición de turnos para tomar la palabra. El turismo ocupó después gran parte del debate. Las opiniones de los pequeños se sucedieron después De que Xico Tarrés planteara hasta qué punto es necesario el turista. Tanto con este como con el resto de temas expuestos el alcalde se dedicó a realizar resúmenes de lo que exponían los alumnos ante sus compañeros para que el hilo del debate no se perdiera.

«El turista es nuestra principal fuente de ingresos, sin él nos quedaríamos sin nada», opinaba Martina, del colegio Sa Real. Intervenciones caracterizadas por el contraste de pensamientos, incluso dispares entre sí. Marga, del Poeta Villangómez, pensaba que «no necesitamos a unos turistas tan pobres, sino más ricos». Una afirmación con la que bromeó Xico Tarrés al responder: «Entonces, ¿qué deberíamos hacer? ¿poner en el aeropuerto un cartel que indicara la prohibición de pobres?».

Borja, del colegio Sa Graduada, planteó otro de los temas estrella del pleno: la limpieza en las playas: «Estoy en contra de los turistas porque estropean las playas y provocan incendios forestales». Algo a lo que el alcalde respondió: «¿Son sólo los turistas los que los provocan?». Bajo estas premisas discurrió un pleno infantil constructivo que respetó la duración marcada de antemano: una hora que supo a muy poco a los estudiantes.