Los tres 'pagesos' deshojan con paciencia y mucho cuidado las collejas para el 'cuinat'. Foto: E.E.

Este año hay mucha colleja gracias a las últimas lluvias que han caído, pero es tardía; otros años había brotado mucho antes», explica Josefa Marí, una veterana pagesa de Jesús que cada año recolecta y prepara numerosos sacos de esta conocida verdura silvestre con la que se prepara el plato típico de la Semana Santa en las Pitiüses: el cuinat. La colleja, antaño mucho más abundante, brota de manera espontánea en los terrenos con plantaciones de trigo, cebada o maíz. Es una planta de pequeñas hojas verdes que son el único elemento que se aprovecha para cocinar.

«Un saco puede llevar unos ocho kilos en bruto de la verdura pero una vez que está limpia se queda en menos de la mitad», explicó Josefa mientras llenaba uno. «Lo normal es que se necesiten entre dos y dos kilos y medio para hacer una buena olla de cocido de estas verduras y lo importante es que el resultado final no quede aguado, sino más bien espeso», reveló.

El trabajo más laborioso de todo el proceso de preparación de la colleja se produce después de su recolección, cuando se deshoja rama por rama y de manera manual hasta conseguir montones de hojas. «Esto lleva mucho trabajo, sobre todo porque también tenemos que seleccionar un poco y separar las hojas con algún tipo de imperfección», comentó Antonio mientras apuraba a deshojar las ramas de colleja que hoy estarán a punto en el mercado.

«Tenemos muchos encargos durante toda la Cuaresma y lo mejor es comprar la colleja cuanto antes, cocerla poniéndola en agua fría y darle un hervor para congelarla. Sino, el precio sube. La semana pasada lo vendí a 9 euros el kilo, pero esta semana puede rondar los 12 euros», dijo Josefa.