El día grande de las fiestas patronales de Sant Francesc Xavier de Formentera celebrado ayer contó con una alta participación de público en todos los actos. El excelente tiempo que se disfrutó ayer propició que la gente respondiera a las convocatorias fijadas en el programa de festejos. Una jornada que sirvió para homenajear al santo y para cerrar las actividades de las fiestas de 2001.

A diferencia de los últimos años, en los que más de una celebración estuvo pasada por agua o tuvo que ser suspendida, un cielo despejado fue un acicate más para que los formenterenses se volcaran con las fiestas de Sant Francesc Xavier. Aunque a primera hora de la mañana la palza de la Iglesia estaba cubierta por el rocío, las mangueras y el sol hicieron que poco antes de las doce se iniciara sin contratiempo el concurso de vi pagès y de bunyols. Una cita que reunió a formenterenses y a un centenar de excursionistas del Imserso, quienes se agolparon junto a los mostradores para degustar ambas exquisiteces.

De manera paralela se celebró la misa solemne oficiada por el obispo de la diócesis de Eivissa y Formentera, Agustín Cortés. El coro municipal la convirtió en cantada. Entre las autoridades estubieron presentes, entre otros, el alcalde de la isla, Isidor Torres, el diputado Santiago Ferrer y la consellera de Cultura, Fanny Tur. Tras la misa, que gran parte de los asistentes tuvo que escuchar desde fuera porque el recinto se quedó pequeño, se celebró la tradicional procesión a la que siguió una demostración de ball pagès seguida por numeroso público. Después, el convite de rigor a base de vi y orelletes. Con tanto ajetreo llegó el momento de la pausa convertida en comida. A las cuatro de la tarde se organizaron cucañas y juegos infantiles en la plaza. Poco después, frente al IES Marc Ferrer se iniciaba una competición de tirada de galls. La particularidad de este juego consiste en que las bolas están hechas a partir de raíces de ginebra y que se despliega en un terreno irregular.

La jornada siguió con una torrada popular a las ocho de la tarde. Por la módica cantidad de 200 pesetas, los asistentes dispusieron de un 'set' de comida ideal para entrar en calor dada la humedad de las horas vespertinas. Después se entregaron los trofeos de las diversas competiciones deportivas celebradas a lo largo del fin de semana así como de los concursos gastronómicos, como el de vi pagès y bunyols. A partir de entonces el turno fue para el cómico mallorquín Agustín 'El Casta', que con sus monólogos hizo reír vivamente a un público que por momentos llenó la plaza de la Iglesia. Tras la risa, el jaleo y dar vida al cuerpo gracias a la actuación de la orquesta Bailem se leyó el pregón. Luego la fiesta siguió...