Seis agresores están en tratamiento en la Oficina de la Dona. En
comparación con el número de denuncias registradas, 355 casos hasta
el 20 de noviembre, no es muy elevada la proporción de agresores
que están dispuestos a recibir ayuda por su comportamiento violento
con su pareja.
El temor al agresor está presente en la víctima y eso se plasma
en el elevado número de denuncias que se retiran. «La decisión de
seguir o retirar la denuncia ha de ser de la interesada, pero es
verdad que se retiran muchas», explicó la coordinadora de la
Oficina de la Dona, Sara Santacruz. Una situación que se produce
después de que la víctima decide denunciar a su agresor y «afloran
los efectos de la victimización a la que ha estado sometida, como
el miedo, el temor y la falta de autoestima, secuelas que hacen que
las mujeres retiren las denuncias», añadió.
Curiosamente hay mujeres en los hogares de acogida que no
denuncian. «Nuestra función es ayudarlas y no condicionamos el
ingreso a la denuncia en el juzgado y a la policía», afirmó
Santacruz. Este año se ha puesto en marcha un nuevo recurso de
apoyo en los hogares: las pulseras que alertan de la presencia de
los agresores, muchos con una orden que impide el acercamiento a la
víctima, merodeando por la zona.El aumento de las denuncias, 355
hasta el 20 de noviembre cien mas que en 2000, se atribuye a que
las víctimas disponen de más recursos. La consellera de Benestar
Social, Sofía Hernanz, hizo una lectura positiva: «No aumentan las
agresiones, sino las denuncias. Las mujeres pierden el miedo al
tener más medios». Sin embargo, subrayó que un porcentaje alto de
las agresiones no se denuncian, según la policía.
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