Con la lección bien aprendida de clase llegaron ayer al salón de plenos del Ayuntamiento de Eivissa los alumnos de diez centros escolares del municipio para participar en un pleno extraordinario más pequeño de lo normal. Y es que los protagonistas en los escaños de la sala no fueron los concejales, ni el orden del día llegó a levantar suspicacias en ningún momento. El diálogo fue fluido y no hubo malentendidos. Una sesión en la que los escolares alzaron la voz ante la mirada atenta del alcalde, Xico Tarrés.
Al principio costó, pero con la intervención del primer alumno se abrió la caja de Pandora. La vergüenza por encontrarse en el lugar donde se toman las decisiones más trascendentes que afectan al municipio se olvidó conforme los dedos que indicaban el deseo por opinar fueron alzándose. Algunos efectuaron peticiones descabelladas, impropias para discutir en un foro como este. Pero la nota común presentó otra cara. Al llegar con la lección aprendida -los protagonistas del pleno habían preparado en las aulas en los últimos días qué preguntar al primer edil- las preguntas tomaron un cariz más lógico, acorde con lo que un ciudadano solicita normalmente.
Xico Tarrés puntualizó en su momento que había cosas imposibles de llevar a cabo con los medios que existen en una isla. Los escolares entonces entendieron que muchas opciones quedaban fuera de lugar. Ayer había representantes de todos los colegios de Eivissa, salvo del Poeta Villangómez, que a última hora no pudo presentarse. No obstante, los escaños que le correspondían los ocuparon compañeros procedentes de otros centros.
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