Vamos a empezar». Estas tres palabras pusieron el empuje necesario para que los asistentes a un taller de cocina para niños y padres en la Escuela Infantil de Cas Serres atendieran a la cocinera encargada de instruir sobre las artes de elaboración de una pizza y un bizcocho de coco y zanahoria. Niños de entre uno y dos años se embadurnaron las manos de harina, huevos y agua con sus padres. Una iniciativa pionera encuadrada en el programa «Trobades en familia» que se convirtió en un cúmulo de situaciones anecdóticas, propiciadas por el sentido protector de los progenitores, el de enseñanza de la profesora y el juguetón de los pequeños. Las recetas eran lo de menos, más bien lo importante se localizó en el entretemiento conjunto y en la interacción entre familias.

Una mesa baja con sus correspondientes sillas adaptadas para el tamaño de un niño de uno a dos años actuó de cocina. Los padres la compartieron con sus retoños para aprender trucos de cocina a partir de dos recetas: pizza y bizcocho. Una vez que recibieron la orden de atención por parte de la cocinera, Beatriz Menese, el silencio, agradecido después del ajetreo motivado por el intercambio constante de cubiertos, rodillos, boles y otros útiles domésticos , apareció en el recinto. Sin embargo, la curiosidad propia de niños tan pequeños desató de nuevo enseguida el vendaval. La herramienta que más éxito tuvo fue el rodillo, ya que los pequeños descubrieron que podría actuar como un meterruidos muy eficaz. Mientras, la profesora continuaba aportando las nociones básicas para elaborar una masa de pizza. Hasta que llegó el momento de que cada uno de los asistentes pusiera en práctica la receta.

Cuando los primeros polvos de harina cayeron en los recipientes, los niños comprendieron que llegaba uno de los instantes más divertidos: meter las manos y amasar mientras se echaba agua y otros ingredientes. Algunos no tardaron en llenarse de masa y de embadurnar con ella a sus padres. Otros optaron por irse al lado de su amiguito a intercambiar impresiones. La tercera opción en discordia correspondió a los que preferían cambiar esa tarea por los juegos que rodeaban al escenario.