Los negocios que funcionan de cara al público, como cafeterías, restaurantes u otros relacionados con el sector de la hostelería -el más fuerte en Balears- han comenzado a afrontar los gastos de la llegada del euro. Estos establecimientos están dotados con maquinaria de precisión expendedora de tabaco, alimentos, latas, preservativos, máquinas tragaperras... La única salvedad pasa porque la nueva moneda forzará un cambio en el mecanismo de unos aparatos que requieren una inversión extra para el empresario. Ultima Hora Ibiza y Formentera ha recorrido los puntos estratégicos que suministran a los locales la maquinaria y a algunos de los afectados por los cambios en la tecnología instalada en sus empresas.
«Está casi todo listo para el cambio de moneda. En vez de caja registradora tenemos un ordenador que nos hace la conversión al euro de manera automática; metemos los productos que vendemos por claves que el terminal interpreta en los nuevos términos. Ahora vendrán los de Telefónica a instalar una nueva tarjeta en el teléfono y espero cambiar la de tabaco, que ya tiene 10 ó 12 años, por una nueva». Pepe es el propietario del Barlovento de Marina Botafoch y es uno de los muchos afectados por las exigencias imprevistas de la nueva moneda. En su caso ha decidido que va a comprar otra máquina expendedora de tabaco, aunque otra solución pasaría por cambiar la memoria y el monedero. Vicente Ferrer, del departamento de ventas de Contec, explica que «cambiar el selector y el monedero en estas expendedoras puede costar unas 60.000 pesetas, mientras que comprar una máquina nueva oscila entre las 300.000 y las 650.000 pesetas; el que se opte por una u otra opción dependerá de la antigüedad de la expendedora. Una que tenga más de 10 años es difícil incluso de adaptar, por lo que a su propietario quizás le salga más rentable adquirir una nueva».
En los últimos días, ante la ya casi inminente llegada del euro, la demanda de servicios a las empresas consultadas del sector se ha incrementado, «aunque en este país siempre esperamos a hacer las cosas a última hora», matiza Vicente Ferrer. La misma opinión comparte Óscar del Valle, de Zeta Distribuciones, quien ofrece su opinión al respecto de otro utensilio inseparable de la actividad en el ámbito de la hostelería: la caja registradora. «Hay muy pocas registradoras que no puedan adaptarse al euro. Lo único que hay que hacer es desprogramarlas y ponerles una nueva memoria llamada Eprom. El precio de la transformación está entre las 5.000 y las 10.000 pesetas, y comprar una nueva se puede hacer desde las 50.000. El secreto está en los decimales, que vuelven a aparecer».
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