Quince minutos antes de la hora de salida del colegio los coches se empiezan a agolpar en las proximidades de los institutos de secundaria Blanca Dona e Isidor Macabich. Los alumnos han de sortear los automóviles de padres de sus compañeros que van a recogerlos y el autobús escolar que no tiene ni parada señalizada. Atravesar la carretera constituye un gran riesgo teniendo en cuenta los pocos pasos de cebra existentes en las proximidades. «No hay ni un policía local», sostiene Cristina Gutiérrez, presidenta de la Asociación de Padres de Alumnos del instituto Blanca Dona. A su juicio, «hay que controlar el tránsito a la hora de salida del instituto y del colegio». Además de los dos institutos existentes se encuentra el colegio Blanca Dona, que sí cuenta con una pareja de municipales que controla el tráfico a la hora de la entrada y salida de alumnos, pero no de los institutos.

El problema se agrava los viernes, día en el que coincide la hora de salida de los alumnos de los tres centros educativos. Las salidas de las dos vías en dirección a Eivissa, tanto la de la carretera de Sant Antoni como la de Puig den Valls, se colapsan a las dos del mediodía y se produce un auténtico caos circulatorio. «Te puedes quedar quince minutos en la cola esperando a poder salir», asegura.

Este temor a tener un accidente lo sufren de manera especial los estudiantes que viven en Puig den Valls y que acuden caminando a los institutos. Sólo un extremo de la carretera tiene arcen y, además, no está señalizada la separación entre los dos carriles de circulación. «No hay paso de peatones y la carretera no está marcada. Los niños cruzan por donde pueden», explica Gutiérrez. Para evitar un accidente, asegura que «algunos niños llegan tarde al colegio por no poder cruzar».Cristina Gutiérez apunta que la responsabilidad es de los ayuntamientos de Eivissa y de Santa Eulària: «Tendrían que hacer algo para subsanar este problema», dice.