La desodorización de la estación depuradora de aguas residuales (Edar) de Eivissa costará 50 millones más de lo previsto originalmente. El consejo de administración del Instituto Balear de Saneamiento (Ibasan) adoptó el pasado lunes la decisión de ampliar hasta 200 millones de pesetas (inicialmente se presupuestó en 150 millones) el proyecto de acabar definitivamente con los pestilentes olores que produce esa instalación, que durante las últimas semanas se han acentuado, especialmente de madrugada y al caer la noche.

El director territorial del Ibasan, Ramon Mayol, justificó ese incremento en la necesidad de «ser ambiciosos» a la hora de erradicar ese foco de molestias e insalubridad. Mayol también destacó que será la primera vez que se invierte una importante cantidad en una depuradora para paliar ese problema, ya que hasta el momento todo el dinero ha ido a parar a ampliaciones de las instalaciones y a añadir el tratamiento terciario. En ningún caso -y de eso son víctimas los vecinos de toda la isla- se ha invertido en desodorizar.

Una vez aprobados los 200 millones por el consejo de administración, los técnicos han de redactar las bases del concurso. En principio, las obras se desarrollarán este invierno para que los primeros efectos se noten a comienzos de la temporada turística.

Dentro de las bases hay una cláusula que al menos una empresa parece dispuesta a cumplir: el Ibasan no pagará hasta que quede demostrado que los 200 millones han servido para algo, es decir, para que la Edar deje de atufar a los vecinos. Un estudio olfatométrico determinará si los cambios introducidos han sido útiles.