No fue la de ayer una jornada dominical normal en la parroquia de Sant Miquel. La iglesia estaba atestada de parroquianos, no sólo de este pueblo, sino también de Santa Gertrudis, Sant Vicent y Sant Mateu, y, además, la misa fue concelebrada por varios sacerdotes y presidida por el obispo de la Diócesis de Eivissa, Agustín Cortés Soriano. El protagonista del acto no era otro sino el párroco, Antoni Torres Ripoll, Toni de Can Lluquí de sa Cova, de Sant Joan, quien recibió ayer un sentido homenaje de sus vecinos con motivo de sus bodas de oro como sacerdote.

Una trayectoria profesional muy ligada a Sant Miguel, lugar del que es párroco desde 1962 y donde sólo faltan tres meses para que cumpla 40 años al frente de esta parroquia.

El acto, enmarcado dentro de las fiestas de Sant Miquel, fue especialmente emotivo. No faltaron sus fieles vecinos del encuentro dominical ni las autoridades municipales encabezadas por el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí, y varios concejales. El alcalde entregó una placa al párroco por la dedicación y entrega que ha prestado al pueblo y la parroquia de Sant Miquel le obsequió con un cáliz. Tampoco faltó una actuación del grupo folklórico de Sant Miquel, a quien siempre apoyó el sacerdote.

Don Toni se ha ganado la confianza de sus vecinos por su mentalidad abierta, su paciencia y sus dotes como orador con cuyo talento se congratulan los fieles en cada una de sus homilías en la iglesia de Sant Miquel de Balanzat.