Llegaron a pedir un crédito bancario para comprar un ordenador para
la Asociación de Donantes de Sangre. Aquella deuda, que ascendía a
635.000 pesetas, se saldó cuando el Ayuntamiento de Eivissa otorgó
medio millón de pesetas a este colectivo. Desde entonces, el
Ayuntamiento dona medio millón al año a la Asociación de Donantes
de Sangre. Esta es una de las múltiples anécdotas que conservan en
la memoria Antonio Torres y Enrique Mayans, los impulsores de la
Asociación de Donantes de Sangre en Eivissa, que recibieron un
homenaje por su labor realizada el sábado por la noche, una
iniciativa del Banco de Sangre.
Han sido presidente y secretario de la institución desde que se
empezó a fraguar el proyecto en el año 1966. Aquellos amigos, junto
a los hermanos Bonet, eran los que daban sangre en la isla cuando
se producía algún tipo de emergencia y decidieron montar el primer
banco de sangre itinerante para abastecer a las clínicas en
1967.
«Teníamos una inquietud por solucionar problemas», apunta Mayans
acerca de su implicación por esta iniciativa. Muchas noches de
sueño ininterrumpido para atender a los requerimientos de las
clínicas, que les llamaban de madrugada. «Eran tiempos heroicos»,
rememora Torres sobre los inicios. Uno de los mayores
inconvenientes ha sido la financiación. «Esto empezó en un grupo de
amigos y funcionaba, las instituciones no se daban cuenta de que
necesitaba dinero», se lamenta Mayans. Las aportaciones del Banco
Comunitario de Sangre y el medio millón del Ayuntamiento de Eivissa
garantizan su supervivencia.
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