Fernando Gil, Sergi Grimalt, Cristina Llorente, Cristina Santandreu
y Esteban Torres son los responsables de uno de los proyectos de
intervención sobre el acceso a Eivissa desde el aeropuerto más
global en sus objetivos. Su idea establece como áreas la ciudad,
ses Feixes, el aeropuerto y su conexión directa con la Eivissa y
ses Salines. Este equipo, el más numeroso de los que han trabajado
sobre Eivissa, teje una red de tranvías que unifica el acceso y, de
paso, los valores declarados Patrimonio de la Humanidad.
La idea se inicia con la ampliación de las instalaciones
aeroportuarias hacia Platja d'en Bossa, facilitando el acceso
directo a este destino turístico y descongestionando la llegada a
la ciudad eliminando el primer cinturón de ronda, desplazándolo al
segundo cinturón. El tranvía, cuyo recorrido se traza siguiendo un
anillo que recorre el trayecto entre el aeropuerto, ses Salines,
Platja d'en Bossa, Eivissa y las urbanizaciones cercanas, se
encargaría de absorver el flujo hacia la ciudad.
Para compensar la degradación estética existente entre el
aeropuerto y la ciudad, los estudiantes visualizan una serie de
espacios públicos (plazas, paseos, equipamientos...) que la propia
ciudad no puede asumir por su congestión. Esta zona verde,
originada por el anillo mencionado, se subdividiría siguiendo los
antiguos trazados de las parcelas, surcados por caminos de tierra
que sigan sus contornos. Este nexo de unión natural se convertiría,
de un modo plenamente integrado, en un verdadero pulmón para
Eivissa. «Utópicamente podría extenderse la idea al resto de la
isla», apunta Cristina Llorente.
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