La procesión para que el santo homenajeado recorriera las calles de la localidad. Foto: KIKE TABERNER

Sant Miquel volvió a demostrar ayer que es uno de los puntos de la isla que más atención congrega en su día grande de fiestas. Cientos de personas respondieron a la llamada del folklore en una jornada caracterizada por la amenaza constante de lluvia. Los habitantes de la localidad rescataron del armario sus mejores galas para asistir a los actos con los que se homenajeó al patrón. Las campanas de la iglesia anunciaron que comenzaba la festividad a las ocho en punto de la mañana.

Cuatro horas después el recinto religioso se convirtió en el punto de convocatoria, ya que al mediodía comenzó la misa, oficiada por el obispo de la diócesis de Eivissa y Formentera, Agustín Cortés. Al acto acudieron, entre otros, Pilar Costa, presidenta del Consell Insular d'Eivissa i Formentera; Vicent Tur, vicepresidente; la consellera Fanny Tur; el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí y la actriz Tita Planells, que acudió con un vestido muy veraniego y unas gafas de sol de gran tamaño.

La ceremonia duró una hora y cuarto. Al finalizar la misma, tras un pequeño lapsus, si inició el camino en procesión por las calles de la localidad. La bandera de la parroquia encabezó la comitiva, mientras que el santo homenajeado cerró la fila de imágenes religiosas. Al cubrir el recorrido previsto todos los asistentes disfrutaron del ball pagès de la Colla de Balansat, para lo cual formaron junto al porxo de la iglesia un corro que actuó de escenario. Después, y sin tiempo para el descanso, la comisión de fiestas invitó a los presentes a bunyols, orelletes y refrescos.