Santiago Pizarro presentó los resultados con la coordinadora del trabajo, María Antonia Carbonero. Foto: K.T.

La población de Eivissa tiene poca cualificación profesional, un alto déficit formativo y abandona el colegio muy pronto. El índice de repetidores del curso 1999-200 rondó el 15'4 por ciento: 685 hogares del municipio. El 11'5% de la población entre 16 y 34 años no ha acabado el graduado escolar. Estos son algunos de los datos más inquietantes del resultado de la investigación sobre el diagnóstico social de Eivissa, un trabajo coordinado por María Antonia Carbonero de la Universitat de les Illes Balears(UIB) , a instancias del Ayuntamiento de Eivissa. El equipo formado por ocho persona ha realizado encuestas a 998 habitantes del municipio de Eivissa y a 180 usuarios de los servicios sociales en los últimos tres años.

En la presentación del estudio, Carbonero incidió precisamente «en la deficiencia en la formación de los jóvenes debido a una inserción muy temprana en el mercado del trabajo y, en muchas ocasiones, por el abandono de los estudios. Eso es un handicap cuando cumplan 30 años».

Otra de las carencias en Eivissa es el problema de la vivienda, tanto la necesidad existente por disponer de una casa como las condiciones en las que se encuentran las de alquiler. «Es una necesidad la vivienda porque está aumentado la inmigración y hay una población joven», subrayó Carbonero. El informe recoge la existencia de 262 hogares con problemas graves de hacinamiento, 243 que presentan carencias, y 200 familias en proceso de desahucio.

El estudio sociológico revela la necesidad de impulsar servicios de ayuda a domicilio para personas mayores o con algún tipo de discapacidad.
El 22% de los mayores de 75 años vive solos sobre todo en la zona del casco antiguo y es Pratet. Los resultados recogen que 398 personas presentan dificultades en su vida diaria. El número de hogares con personas que sufre algún tipo de discapacidad es de 546 y el de mayores con enfermedades crónicas con algún tipo de deficiencia física asciende a 1.059 hogares.

El estudio presenta este hecho como una «debilidad de los servicios sociales» ante el importante crecimiento de personas mayores de 75 años, lo que puede acarrear problemas en el futuro. Otra de las carencias es la ausencia de servicios dirigidos a la conciliación familiar y laboral, sobre todo teniendo en cuenta el colectivo de madres trabajadoras «donde se hace más patente la falta de recursos humanos y materiales».