Nolasc Acarín Tusell, neurólogo del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. Foto: K.T.

«Cuando una persona mayor pierde la memoria no significa siempre que padezca de Alzheimer. Son pequeñas pérdidas vinculadas con la edad. De niños aprendemos todo: andar, hablar, lo próximo y lo cercano, lo que supone un esfuerzo inmenso que cuando se es mayor ya no es necesario ejercer porque el cerebro ya no necesita aprender tantas cosas. Esto es lo que motiva que se den esas pérdidas de memoria». Nolasc Acarín Tusell, neurólogo del hospital Vall d'Hebron de la Ciudad Condal, expuso ante un auditorio compuesto por mayores de diferentes clubes de Eivissa, las claves para interpretar la memoria desde las emociones y los olores.

El especialista comentó que «el origen de la memoria en el ser humano es muy similar al de otros animales. Un olor puede causar la misma reacción tanto en unos como en otros, igual sucede con las emociones». Nolasc Acarín Tusell aclaró que «siempre que recordamos un olor agradable nos produce satisfacción, mientras que si lo captamos desagradable podemos llegar a revivir la escena en la que lo olimos por primera vez en la infancia». Pese a esta relación entre los olores y los hechos vividos en la niñez, el neurólogo aclaró que las personas mayores pueden encontrar otras vías más efectivas para recordar momentos . «Sería una buena terapia dentro de la estimulación cognitiva, aunque soy partidario de focalizar el interés de forma que no se produzca una equivocación o dispersión en los intereses de las personas mayores. Por eso estimular la memoria con el lenguaje escrito, la música, las manualidades o las relaciones sociales llega a ser suficiente».

Por último, el doctor aclaró que no los olores que para unos son agradables para otro pueden ser desagradables, salvando los extremos de pestilencias y aromas: «El recuerdo bueno o malo no depende de la estructura química del olor, sino de cómo se ha vinculado a nuestro aparato emocional».