El Día sin coches devolvió el protagonismo a los amantes del pedal. Cada jornada circulan por las carreteras de las Pitiüses numerosos ciclistas -aficionados o federados- que saborean de cerca a cada metro que recorren el peligro del tránsito de vehículos a motor y el mal estado de muchas calzadas. Aunque ellos mismos reconocen que también deben tomar ciertas medidas de seguridad, anuncian que su situación permanece en el olvido.

Ultima Hora Ibiza y Formentera estuvo el pasado jueves con el Club Ciclista Santa Eulària para recorrer a ritmo de ciclista un trazado de 42 kilómetros. El objetivo del seguimiento descansó en comprobar los padecimientos de un amante de esta disciplina un día cualquiera de entrenamiento. La prueba partió de Santa Eulària y recorrió Sant Carles, Sant Miquel y Santa Gertrudis hasta volver al punto de partida, hora y media que sirvió para conocer sus principales problemas.

La sede del Club Ciclista Santa Eulària está ubicada en los primeros metros de la carretera de es Canar, vía que correspondió al primer tramo de la excursión. No tardaron en llegar las dificultades. Dos aceras ubicadas a ambos márgenes obligaron al grupo a ocupar un carril entero. Daniel Guasch, responsable del equipo, comentó entonces lo que deberían hacer en estos casos conforme lo estipula la ley: «La reglamentación dice que es obligatorio ir en fila de a uno, pero es imprecisa. Si circuláramos cuarenta ciclistas en esas condiciones formaríamos una columna de 300 metros, lo que dificultaría aún más la maniobra de adelantamiento a los otros vehículos. Es preferible ir en pelotón; los conductores adelantan en cualquier momento, puedan o no, y un grupo ocupa bastantes menos metros que una fila». Pero la Guardia Civil les llama la atención: «Incluso ponen multas de 15.000 pesetas, pero corremos menos riesgo».

No hizo falta esperar mucho tiempo para comprobar cómo un coche adelantaba sin visibilidad, sin respetar el metro y medio de separación y en plena curva. No puso ni las intermitencias para indicar la maniobra. Fue antes de llegar a Sant Carles, por un camino asfaltado. «Al menos si tuviéramos la oportunidad de circular por arcenes se reduciría el riesgo ante una inesperada rectificación del vehículo que adelanta ante la presencia de otro por el carril contrario. Y es si se diera, probablemente impactaría contra la bicicleta de alguno de nosotros, los más indefensos».

Pero los peligros no sólo se encuentran en las imprudencias de los que circulan al volante. Gravilla, restos de cristales, hoyos, alcantarillas fijadas unos centímetros por debajo del asfalto, ramas que invaden la calzada... son otros de los obstáculos que deben superar los ciclistas. «No hay un mínimo de infraestructuras en las carreteras de Eivissa para circular en bicicleta. Los pocos arcenes que existen no están limpios. Por ejemplo, cuando hay un accidente, enseguida se llevan al herido y a su vehículo pero nunca se acuerdan de hacer lo mismo con los cristales. Un arcen en condiciones es lo mínimo que pedimos, pero no sólo nosotros, sino también los turistas que están más acostumbrados a coger la bicicleta para ir a hacer la compra o para recorrer distancias cortas».

Los ciclistas prefieren transitar por caminos estrechos y bien asfaltados antes que emplear las vías que registran un mayor tránsito. «Vamos por los caminos asfaltados porque hay menos tráfico, aunque esto no significa que haya menos peligro; los coches tienen aún menos visibilidad y nosotros no podemos apartarnos en caso de urgencia».