Josep Antoni Ferrer ha dimitido como conseller d'Obres Públiques
por las presiones de su partido, el PSOE, y por la falta de apoyo
del president del Govern, Francesc Antich, quien le había llegado a
cuestionar en público y en privado. Ferrer se reunió el martes por
la noche con el president para comunicarle su decisión irrevocable
de abandonar el Govern, horas después de difundirse una encuesta en
la que el conseller d'Obres Públiques aparecía como uno de los
miembros del Ejecutivo peor valorados. Además, las carreteras y la
vivienda, dos de las competencias gestionadas por Ferrer, aparecían
en la encuesta como los principales problemas de los ciudadanos de
Balears. Ese mismo día el PP pedía la dimisión del conseller
d'Obres Públiques por su incapacidad para resolver los problemas de
las Islas.
Ferrer, quien ayer ya se encontraba en Menorca, no acudirá esta
mañana a la reunión del Consell de Govern. En la reunión con Antich
celebrada el martes, Ferrer también justificó que se sentía
decepcionado por la falta de apoyo del propio president, quien en
alguna ocasión había meditado la posibilidad de destituir al
conseller d'Obres Públiques. El conseller dimisionario se quejaba
de que no tenía el apoyo de sus directores generales, especialmente
de Jaume Carbonero y Manuel Cabellos, quienes interferían en su
labor como conseller. Este hecho ya había sido comentado en
círculos políticos desde hace meses e incluso se había planteado la
posibilidad de que Ferrer realizase cambios en su gabinete.
Precisamente, Cabellos no pudo disimular su malestar cuando en una
rueda de prensa celebrada ayer se le preguntó por la reforma de las
Directrices. «Non comment», fue la contestación de Cabellos a la
mayoría de preguntas.
El «aparato» del PSOE también había presionado a Antich para que
relevase a Ferrer, aunque el president decidió mantenerlo en el
cargo para no enfrentarse a Joana Barceló, el gran apoyo que le
quedaba al conseller d'Obres Públiques. Barceló anunció anoche que
no exigirá que el sustituto de Ferrer sea un menorquín. Esta
posibilidad también fue confirmada por el Consolat de Mar. Durante
su encuentro con Antich, y según ha trascendido, Ferrer también
lamentó que se hubiese visto obligado a aprobar una moratoria
urbanística, en contra del Consell, por las presiones de Grosske.
Ferrer pretendía llegar a acuerdos con el Consell Insular de
Mallorca para proteger el suelo rústico, pero no era partidario de
una moratoria tal y como la aprobó el Govern en agosto.
El pacto territorial alcanzado la pasada semana entre Antich y
Munar, que ni siquiera los socios del president conocen aún, ha
sido otro de los argumentos para que Ferrer haya tomado la decisión
de abandonar el Govern. Ferrer volvía a sentirse despreciado por
Antich. La dimisión de Ferrer es la tercera que se produce en el
Govern en lo que va de legislatura. Joan Mayol, ex conseller
d'Agricultura, dimitió por la falta de apoyo de su partido, el PSM,
mientras Cori Ramón, ex consellera d'Energia, tuvo que dejar el
Ejecutivo por el escándalo del contrato blindado del director de
Bitel. El president Antich elegirá al sustituto de Ferrer durante
el día de hoy para que pueda tomar posesión del cargo el sábado por
la mañana. Pablo Rivero es uno de los nombres que más suenan para
sustituir a Ferrer.
Uno de los consellers peor valorados del Govern de
Antich
Josep Antoni Ferrer ha sido, junto a Celestí Alomar, el conseller
peor valorado por los ciudadanos en la encuesta hecha pública por
el Govern el pasado martes. Ferrer obtuvo una nota de 4'6 sobre 10
y su gestión no era aprobada en ninguna de las islas. Además,
Ferrer era uno de los consellers menos conocidos del Govern junto a
Josep Maria Costa y Priam Villalonga.
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