Antonio Castellano Blaya padece del corazón de 1994. Desde entonces
se ha sometido a tres cateterismos y una angioplastia. Su paso por
los hospitales es habitual, pero las últimas pruebas a que se ha
sometido han sido la gota que ha colmado el vaso. «He necesitado
siete meses para que me hicieran una prueba y luego necesito tres
meses para que me lean los resultados», recuerda. La prueba a la
que alude Castellano se la hicieron el 9 de agosto en el Servicio
de Cardiología de Palma. Después de darle cita en noviembre,
Castellano optó por poner una reclamación, pero asegura que esa no
es la solución a un problema.
«Aquí no tenemos nada, salvo para hacer una prueba de esfuerzo o
los ecocardiogramas y ahora se están implantado los marcapasos»,
señaló Castellano que representa a los enfermos de corazón, como
presidente de Amigos del Corazón.
Ante los retrasos que ha sufrido para saber los resultados de
las pruebas, denuncia «la falta de medios en Can Misses» y precisa
que el personal «es extraordinario, no tengo ninguna queja de los
médicos y de las enfermeras». La Asociación sostiene que «el
cardiólogo está saturado de trabajo ya que, además de las citas
diarias, incluye tres o cuatro más».
Pendiente de que le llamen de Palma para someterse a una
angiosplastia, una intervención que permite abrir las arterias
obstruidas para que circule la sangre, plantea sus dudas sobre la
nueva unidad de hemodinámica de la Policlínica del Rosario dada las
características de la intervención que se ha de someter. «No hay
personal preparado», subraya.
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